Título:
“Los
años de peregrinación del chico sin color”
Autor:
Haruki
Murakami
Editorial:
Tusquets
Ciudad
Fecha: Barcelona
2013
Edición
original: 2013
Traducción:
Gabriel Alvárez Martínez
Género:
Novela pags. 314
Glosario:
No
Notas:
No
Bibliografía:
No
Ilustraciones:
No
Precio:
19’95
Calificación:
7
He de reconocer que lo que había
leído hasta ahora de Murakami no le convertía ni mucho menos en un autor que me
interesase. Este texto llegó a mis manos como suelen llegar las sorpresas:
mediante un regalo navideño. Para mi alegría es una novela interesante que,
deslizándose levemente a menudo, por ciertos vericuetos fantásticos, pocos y
que enseguida se reconducen, y manejando hábilmente personajes extraños más
misteriosos que los episodios fantásticos nos sumergen en la atmósfera de la
mente de un hombre en plena edad adulta (35) que inexplicablemente fue
expulsado de su juventud demasiado tempranamente. El título indica que su
nombre “el que construye” le colocaba en su adolescencia un tanto fuera de su
grupo donde todos tenían nombre de color. Un elemento, evidentemente el
enamoramiento maduro y distante, de una mujer real le lleva a intentar cerrar
aquella adolescencia violentamente cortada.
La radical soledad del personaje,
también su incapacidad para afrontar ciertas cuestiones mucho más directamente
hacen que no lleguemos a identificarnos con él, en realidad suele ser rasgo del
autor, vemos a sus personajes pero no los sentimos -obviamente es una opinión subjetiva- quizás
por la asimilación que ha hecho la cultura japonesa de los patrones
occidentales. Sin embargo, aquí le acompañamos dudando si estamos en una novela
negra, un relato fantástico e incluso de la propia cordura del protagonista. Quizás
lo que ocurre no sea un derroche de nada pero el pulso con que está narrado y
el peligro que sentimos rodea a nuestro hombre, peligro de no ser quien es, de
perderse a sí mismo en los vericuetos de su búsqueda, de escurrírsenos entre
los dedos, hace que no nos resulte difícil de engancharnos a su lectura.
El desenlace abierto, como casi siempre
en la narrativa japonesa nos deja incómodos pero tranquilos, no sabemos qué va
a pasar pero sí sabemos lo que pasó y él también. En suma un libro que vale la
pena aunque desde luego no sea una obra cumbre. Especial interés tiene si vamos
entresacando de sus páginas la vida de la sociedad japonesa, esos retazos que
se cuelan en la peripecia personal del protagonista. Una realidad social ajena
a la nuestra pero a la que nos vamos pareciendo cada día más.
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