domingo, 14 de julio de 2013

Exposición: Dos biombos japoneses de la escuela Rimpa



Fechas del 12 de junio al 7 de julio 2013
Ubicación: Museo del Prado Madrid
Contenido: dos parejas de biombos de dos hojas, "Grulla y ciervo" de Ogata Kôrin y "Plantas y flores de las cuatro estaciones y arroyo de agua" de Sakai Hôitsu

Parece ser que este año va a haber cierta actividad sobre el mundo de la yamatología en España a raíz del aniversario de las relaciones hispano japonesas. Entre las diversas actividades que van a tener o han tenido lugar ya destaca, de momento, la exposición que tuvo lugar en el Museo del Prado.
Se titula “Dos biombos japoneses de la escuela Rimpa” y tuvo lugar entre el 12 de junio y el 7 de julio pasados. En realidad el título lo dice todo y hay muy poco más que añadir. Recojo las cuatro imágenes que componen la exposición.
No voy en esta entra a hablar ni de la escuela Rimpa ni de Ogata Kôrin, por ejemplo, sino que me voy a centrar en la experiencia de visitar dicha exposición.
El caso es que al mismo tiempo aunque se prolongará hasta el 6 de octubre en la planta baja del mismo Prado se exhibe la exposición “Estampas japonesas en el Museo del Prado”, con 24 obras, no son muchas pero bastantes más de las que pensábamos muchos que habría en los archivos dada la dispersión que las estampas japonesas en nuestros museos. La primera sorpresa es que los biombos rimpa no están en las mismas salas que esta otra exposición –evidentemente con piezas de bastante menor categoría que los biombos-, pero tampoco están en alguna de las pequeñas salas que la rodean. Me refiero a las que flanquean la gran sala oval con las esculturas de Cristina de Suecia, como sabemos son pequeñas y recoletas. Es más, no están ni en la misma planta. Hay que coger el ascensor que se abre a la inmensa y recargada Degollación de San Juan Bautista, y pasar a la gran galería central del museo.
Allí cuatro vitrinas, justo frente a la entrada de la sala oval de Velázquez. Cada una con dos paneles de biombo. Desde luego las obras son estremecedoras, supremas en su estilo, que de repente desde un siglo XVII-XVIII nos hablan de Klimt, de modernismo, de síntesis de formas, de modernidad en nuestro arte occidental. Maravillosas piezas en las que uno podría perderse horas, incluso entreviendo prefiguraciones de abstracción occidental, con todas las reservas que queramos poner, desde luego. Sin embargo, la exposición no llega.
Me explico. El arte japonés, y eso deberían saberlo los sabios que para eso lo son, no suele estar pensado para espacios como la galería central del Prado, ni por tamaño ni por decoración. Los lienzos barrocos que rodeaban las vitrinas casi parecían atacarlas, comiéndose su espacio. Por que el arte japonés necesita espacio limpio, nítido, vacío y, a ser posible, sin alardes en los colores. Desde las paredes los soberbios maestros de nuestra pintura nos llamaban, reclamaban nuestra atención frente a un tipo de arte en los biombos que necesita otra actitud para disfrutarlo.
Esas soberbias piezas hubieran impactado más sobre todo al espectador no habituado a la contemplación del arte japonés, tan peculiar él, en un ámbito más pequeño, solas, a ser posible cada biombo en una sala, para dejar espacio al vacío de las pinturas. ¿Por qué no se hizo? Supongo que por causas ajenas al interés puramente estético e histórico. Seguramente se les quiso dar el lugar de honor del museo, nada menos que frente a Velázquez. Flaco favor se ha hecho a la comprensión del arte japonés por el público español no habituado.
Personalmente creo que el Reina Sofia es un marco mucho más adecuado para esta exposición. Espacios nítidos, manipulables mediante paneles, libres de todo ataque de los grandes maestros. Si se quería mantenerla dentro de la joya que sin duda es nuestro Museo del Prado, el piso superior de la ampliación de Moneo, incluso reducida a la sala de dibujos donde no sé si todavía está la muestra de El Labrador, hubiera sido mucho mejor marco para poder tener ese encuentro íntimo del espectador con la obra, más necesario aun tanto en cuanto no solemos disfrutar de piezas de esta categoría de arte oriental en general y japonés en particular.

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