Título: “Geishas
rivales”
Autor: Nagai Kafu
Editorial: Rara Avis
Ciudad Fecha: Barcelona 2012
Edición original: 1917
Traducción: Akiko Imoto/ Carlos Rubio
Género: Novela pags. 296
Glosario: No
Notas: Pocas pero útiles e interesantes.
Bibliografía: No
Ilustraciones: No
Precio:
Calificación personal: 8
Conocedor profundo
del mundillo de las cortesanas de Japón y Occidente el autor despliega ante
nosotros un fresco amplio, casi coral del universo de las geishas del periodo
Meiji (1868-1912) y, sobre todo, Taisho (1912-1926). Cuando digo universo lo
digo en toda la extensión pues no sólo
se limita a la aventura o desventura personal de una u otra geisha sino que a
través de un cliente que posteriormente se pierde creando un tipo de habitual
frecuentador de geishas nos introduce en ese ambientillo en el que las geishas
están acompañadas por actores, narradores, intelectuales, vividores, gorrones,
dueñas de casas más o menos de buena nota, chicas que confunden prostitución
con el arte de la geisha (como por otro lado buena parte de la gente). En suma
es un reflejo de una sociedad peculiar que flota entre las corrientes de la
historia y del siglo, que de algún modo se siente al borde de iniciar su
decadencia pero que aun no ha entrado en esa dinámica. Las referencias a los
buenos tiempos pasados, por ejemplo en relación a los relatos orales, son
frecuentes y muy especialmente en el personaje que encarna al escritor serio,
que se ha formado en el rigor de la tradición y se encuentra sumido en otro
modo de entender las artes contaminadas por los primeros pasos del cine, la
aceptación de lo peor que les llevaba Occidente y el lógico desgaste de los
años en las figuras que admiró y respetó. El autor no se conforma con esbozar
el paso de cada personaje con un apunte rápido que lo integre en la historia y
cumpla su función sino que le dedica espacio a contarnos prácticamente toda su
vida lo que, lejos de hacer la lectura farragosa, nos ofrece un panorama social
o sociológico, como queramos llamarlo, de los grupos que rodean el mundo de las
geishas.
Estamos, por lo
menos yo, acostumbrados a leer textos en los que la geisha y todo ese peculiar
universo están idealizados en un sentido o en otro, o una galería de porcelanas
decorativas o un lodazal inmundo sin esperanza ni luz. La actitud del autor
suele venir condicionada por situaciones políticas, raciales o, últimamente,
por visiones feministas. Como es habitual ninguna de las idealizaciones
responden ni de cerca ni de lejos a la realidad que fue la de estas mujeres. La
pasión que despierta Japón y muy especialmente estos seres mezcla de fantasías
masculinas y de la obra de artistas inimaginables nos puede llevar a negar las
caras más oscuras y aferrarnos a la delicadeza y demás. Sin embargo, por mucho
que nos duela a quienes nos enamoramos de esas criaturas, la realidad ha
impuesto demasiado a menudo su crueldad a ese patrón ideal que parece haber
presidido el nacimiento de esta profesión. Esta ambigua mezcla la recoge esta
novela pero, al vivirlo desde dentro, ni siquiera se plantea. Si tuviera que
compararlo con algo lo haría con las obras de Toulouse-Lautrec de la intimidad
del burdel donde se alojó algún tiempo. Una mirada desde dentro donde tanto la
crueldad que desde hoy y aquí se nos antoja excesiva, como la delicadeza
sobrehumana quedan fuera.
Interesante el
planteamiento de las relaciones entre los personajes que parecen estar
dirigidas por un distanciamiento que se encuentra a menudo en la literatura
japonesa contemporánea –incluso en las “escenas necesariamente íntimas” que
este autor no evita- pero con un añadido de frialdad económica que se rompe en
el desenlace de uno de los personajes, precisamente el más apegado a los
valores tradicionales.
En suma: una novela
interesante para leer por gusto e imprescindible para conocer un poco más el
mundo flotante de las geishas. Para mí ha sido un verdadero placer, aunque sea
de los placeres que hay que trabajárselos.
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