domingo, 23 de febrero de 2014

"Geishas rivales" de Nagai Kafu

Título: “Geishas rivales
Autor: Nagai Kafu
Editorial: Rara Avis
Ciudad Fecha: Barcelona 2012
Edición original: 1917
Traducción: Akiko Imoto/ Carlos Rubio
Género: Novela   pags. 296
Glosario: No
Notas: Pocas pero útiles e interesantes.
Bibliografía: No
Ilustraciones: No
Precio:
Calificación personal: 8

Conocedor profundo del mundillo de las cortesanas de Japón y Occidente el autor despliega ante nosotros un fresco amplio, casi coral del universo de las geishas del periodo Meiji (1868-1912) y, sobre todo, Taisho (1912-1926). Cuando digo universo lo digo en toda la extensión  pues no sólo se limita a la aventura o desventura personal de una u otra geisha sino que a través de un cliente que posteriormente se pierde creando un tipo de habitual frecuentador de geishas nos introduce en ese ambientillo en el que las geishas están acompañadas por actores, narradores, intelectuales, vividores, gorrones, dueñas de casas más o menos de buena nota, chicas que confunden prostitución con el arte de la geisha (como por otro lado buena parte de la gente). En suma es un reflejo de una sociedad peculiar que flota entre las corrientes de la historia y del siglo, que de algún modo se siente al borde de iniciar su decadencia pero que aun no ha entrado en esa dinámica. Las referencias a los buenos tiempos pasados, por ejemplo en relación a los relatos orales, son frecuentes y muy especialmente en el personaje que encarna al escritor serio, que se ha formado en el rigor de la tradición y se encuentra sumido en otro modo de entender las artes contaminadas por los primeros pasos del cine, la aceptación de lo peor que les llevaba Occidente y el lógico desgaste de los años en las figuras que admiró y respetó. El autor no se conforma con esbozar el paso de cada personaje con un apunte rápido que lo integre en la historia y cumpla su función sino que le dedica espacio a contarnos prácticamente toda su vida lo que, lejos de hacer la lectura farragosa, nos ofrece un panorama social o sociológico, como queramos llamarlo, de los grupos que rodean el mundo de las geishas.
Estamos, por lo menos yo, acostumbrados a leer textos en los que la geisha y todo ese peculiar universo están idealizados en un sentido o en otro, o una galería de porcelanas decorativas o un lodazal inmundo sin esperanza ni luz. La actitud del autor suele venir condicionada por situaciones políticas, raciales o, últimamente, por visiones feministas. Como es habitual ninguna de las idealizaciones responden ni de cerca ni de lejos a la realidad que fue la de estas mujeres. La pasión que despierta Japón y muy especialmente estos seres mezcla de fantasías masculinas y de la obra de artistas inimaginables nos puede llevar a negar las caras más oscuras y aferrarnos a la delicadeza y demás. Sin embargo, por mucho que nos duela a quienes nos enamoramos de esas criaturas, la realidad ha impuesto demasiado a menudo su crueldad a ese patrón ideal que parece haber presidido el nacimiento de esta profesión. Esta ambigua mezcla la recoge esta novela pero, al vivirlo desde dentro, ni siquiera se plantea. Si tuviera que compararlo con algo lo haría con las obras de Toulouse-Lautrec de la intimidad del burdel donde se alojó algún tiempo. Una mirada desde dentro donde tanto la crueldad que desde hoy y aquí se nos antoja excesiva, como la delicadeza sobrehumana quedan fuera.
Interesante el planteamiento de las relaciones entre los personajes que parecen estar dirigidas por un distanciamiento que se encuentra a menudo en la literatura japonesa contemporánea –incluso en las “escenas necesariamente íntimas” que este autor no evita- pero con un añadido de frialdad económica que se rompe en el desenlace de uno de los personajes, precisamente el más apegado a los valores tradicionales.
En suma: una novela interesante para leer por gusto e imprescindible para conocer un poco más el mundo flotante de las geishas. Para mí ha sido un verdadero placer, aunque sea de los placeres que hay que trabajárselos.

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