
Título: “Crónicas de una diosa”
Autor: Kirino, Natsuo
Editorial: Antonio Vallardi Editores
Ciudad Fecha: Milán 2013
Edición original: 2013
Traducción: Yasuko Togo
Género: Novela pags. 212
Glosario: No
Notas: No
Bibliografía: No
Ilustraciones: No
Precio: 19’90 €
Su autora ha sido poco editada en España, creo que esta es su segunda novela publicada y eso recientemente.
Extraña novela ante todo en la que se mezcla una visión antropológica, seguramente con más de ficción que ajustándose a la realidad –aunque no tengo base para decirlo- de las culturas matriarcales de algunas Islas del Pacífico con la mitología esencial del shintoismo. Más concretamente del mito original de ordenación del mundo a través de la pareja primordial Izanagi e Izanami.
Lo más destacable de esta obra que se lee bien es sin duda la constante referencia a la pureza y la corrupción, tan esencial a las creencias shintoistas como el propio mito fundacional y que, frecuentemente, pasamos por alto. La protagonista es considerada impura, corrompida, por estar necesariamente abocada a ser la sacerdotisa de la noche, la oscuridad, la muerte en suma. Desde ahí y desde un punto de vista femenino, a mi modo de ver cargado de ese feminismo victimista tan en boga y que tanto y tan bien ven, arranca las historia. Cierto es que esta actitud no perjudica en lo esencial al relato que deambula entre el mundo real y el sobrenatural con extrema fluidez para desarrollar una historia en algún punto previsible, desde luego, pero coherente y original, al menos en su planteamiento.
Desde el punto de vista de ver qué aporta al conocimiento de la cultura japonesa hay que destacar las referencias a la historia de la fundación de Yamato, país al que se dirige la protagonista, no su tierra natal ni su cultura. Sin ser un tratado exhaustivo shintoista desbroza el camino para quienes empiecen en su conocimiento.
Personalmente creo que es de lectura fácil y “ligera”, una buena lectura de verano. Sin embargo, quizás adecuada para un primer y somero acercamiento a Japón, pero más para lectura playera.
Como siempre: sus defectos son sus virtudes. La misma facilidad ligera que mencionaba vale de soporte a nombres de divinidades y ciclos mitológicos que, de otra manera, dada su complejidad, resultan siempre engorrosos. Eso sí, recomendaría comprobar esos nombres (confieso que no lo he hecho), no tanto por la autora como por la facilidad con que se cambian letras y acentos en las transcripciones –y en las ediciones- antes de darlos por válidos. Si tuviera que apostar a ciegas si son o no correctos diría que son correctos, pero demasiadas veces hemos patinado quienes llevamos un tiempo dedicados a Japón con deslices en nombres como para no tomar precauciones.
El otro defecto que se convierte en virtud es el ya mencionado feminismo victimista. Es la moda y la moda manda. Eso sí, en este libro permite entrar en la visión mitológica desde el otro lado. Desde la oscuridad, desde la muerte y la temida corrupción, pues habitualmente el mito se continúa en la otra vía. Es complicado explicar más en este sentido sin revelar la trama y no quiero hacerlo.
En resumen: lectura suave y ligera pero no vacía. ¿Imprescindible? No. ¿Conveniente? Sí, desde luego. ¿Recomendable? Sí, por amena y diferente.
Desde hace algunos años vengo anotando una calificación personal a cada libro que leo. Creo que desde la subjetividad que esto supone puede resultar útil aportarla aquí en lo sucesivo. En este caso concreto le di un 7 en escala de 0 a 10. Puede resultar infantil pero a veces –y de eso Japón sabe mucho- lo más simple es lo más efectivo.
Autor: Kirino, Natsuo
Editorial: Antonio Vallardi Editores
Ciudad Fecha: Milán 2013
Edición original: 2013
Traducción: Yasuko Togo
Género: Novela pags. 212
Glosario: No
Notas: No
Bibliografía: No
Ilustraciones: No
Precio: 19’90 €
Su autora ha sido poco editada en España, creo que esta es su segunda novela publicada y eso recientemente.
Extraña novela ante todo en la que se mezcla una visión antropológica, seguramente con más de ficción que ajustándose a la realidad –aunque no tengo base para decirlo- de las culturas matriarcales de algunas Islas del Pacífico con la mitología esencial del shintoismo. Más concretamente del mito original de ordenación del mundo a través de la pareja primordial Izanagi e Izanami.
Lo más destacable de esta obra que se lee bien es sin duda la constante referencia a la pureza y la corrupción, tan esencial a las creencias shintoistas como el propio mito fundacional y que, frecuentemente, pasamos por alto. La protagonista es considerada impura, corrompida, por estar necesariamente abocada a ser la sacerdotisa de la noche, la oscuridad, la muerte en suma. Desde ahí y desde un punto de vista femenino, a mi modo de ver cargado de ese feminismo victimista tan en boga y que tanto y tan bien ven, arranca las historia. Cierto es que esta actitud no perjudica en lo esencial al relato que deambula entre el mundo real y el sobrenatural con extrema fluidez para desarrollar una historia en algún punto previsible, desde luego, pero coherente y original, al menos en su planteamiento.
Desde el punto de vista de ver qué aporta al conocimiento de la cultura japonesa hay que destacar las referencias a la historia de la fundación de Yamato, país al que se dirige la protagonista, no su tierra natal ni su cultura. Sin ser un tratado exhaustivo shintoista desbroza el camino para quienes empiecen en su conocimiento.
Personalmente creo que es de lectura fácil y “ligera”, una buena lectura de verano. Sin embargo, quizás adecuada para un primer y somero acercamiento a Japón, pero más para lectura playera.
Como siempre: sus defectos son sus virtudes. La misma facilidad ligera que mencionaba vale de soporte a nombres de divinidades y ciclos mitológicos que, de otra manera, dada su complejidad, resultan siempre engorrosos. Eso sí, recomendaría comprobar esos nombres (confieso que no lo he hecho), no tanto por la autora como por la facilidad con que se cambian letras y acentos en las transcripciones –y en las ediciones- antes de darlos por válidos. Si tuviera que apostar a ciegas si son o no correctos diría que son correctos, pero demasiadas veces hemos patinado quienes llevamos un tiempo dedicados a Japón con deslices en nombres como para no tomar precauciones.
El otro defecto que se convierte en virtud es el ya mencionado feminismo victimista. Es la moda y la moda manda. Eso sí, en este libro permite entrar en la visión mitológica desde el otro lado. Desde la oscuridad, desde la muerte y la temida corrupción, pues habitualmente el mito se continúa en la otra vía. Es complicado explicar más en este sentido sin revelar la trama y no quiero hacerlo.
En resumen: lectura suave y ligera pero no vacía. ¿Imprescindible? No. ¿Conveniente? Sí, desde luego. ¿Recomendable? Sí, por amena y diferente.
Desde hace algunos años vengo anotando una calificación personal a cada libro que leo. Creo que desde la subjetividad que esto supone puede resultar útil aportarla aquí en lo sucesivo. En este caso concreto le di un 7 en escala de 0 a 10. Puede resultar infantil pero a veces –y de eso Japón sabe mucho- lo más simple es lo más efectivo.
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