sábado, 28 de septiembre de 2013

"Perfume de hielo" de Yoko Ogawa



Título: “Perfume de hielo
Autor: Ogawa, Yoko
Editorial: Funambulista
Ciudad Fecha: Madrid 2011
Edición original: 1998
Traducción: Yoshiko Sugiyama y Héctor Jiménez Ferrer.
Género:  Novela  pags. 305
Glosario: No
Notas:  alguna, muy poca y más bien de localización geográfica.
Bibliografía: No
Ilustraciones: No
Precio: 16
Calificación personal: 8

Esta es la última novela que he leído de esta autora por demás seductora. La editorial Funambulista nos está ofreciendo la obra de esta escritora que alcanzó fama gracias a “La fórmula preferida del profesor” de la que espero hablar en otra entrada.
En “Perfume de hielo” se centra en el desconcierto de una joven, periodista pero no es este detalle demasiado relevante, cuyo novio, perfumista y éste dato sí es clave, se ha suicidado. Novio del que descubre, a su muerte, no sabía nada. Conoce a su familia breve y poco a poco va recomponiendo su historia. La narrativa es suave, poética y en ocasiones onírica. Me permitiría decir que nos hipnotiza y nos lleva por caminos que no resultarían demasiado aceptables tratados de otro modo. Así descubrimos con ella la afición al patinaje del fallecido, de ahí el título, y su talento que le había ocultado. A menudo hay un ambiente de ensoñación, casi mágico, casi de historia de amor, pero no nos engañemos, detrás de todo ello hay una historia dura, casi terrible, que se recompone ante nuestros ojos de modo tal que llega a no parecerlo.
Casi me atrevería a decir que es un rasgo abundante en la narrativa japonesa contemporánea. El pulso del relato es tal que rara vez nos perturba pero segundo plano, las historias que relatan suelen ser verdaderamente espeluznantes y no estoy hablando de la literatura fantástica. Cinematográficamente esto se ejemplifica a la perfección en “Dolls” Takeshi Kitano 2002, en la que vemos una serie de historias de amor trenzadas que avanzan más o menos plácidamente pero con un tono tal que se va prefigurando, por lo menos a quienes estamos algo familiarizado con la cultura japonesa, los desastres que, efectivamente, llegan.
En “Perfume de hielo” no hay tal, sino un lento descubrimiento de un personaje que se había autodesdibujado para el resto del mundo sumiendo a los protagonistas en el desconcierto más absoluto y con ellos a nosotros. Quizás este desconocimiento profundo de lo conocido, de lo cotidiano sea lo que hace universal un relato peculiar y concreto.
Novela deliciosa que disfruté profundamente, como vengo haciendo con las que he leído de esta escritora –muy especialmente “El embarazo de mi hermana”- y que no deja en absoluto indiferente aunque sí un poco perplejo.

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